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El Gobierno nacional vendió divisas para contener la presión del dólar

Economía anunció la intervención en el mercado cambiario de parte del Tesoro. Pudo contener el dólar, la pregunta es hasta cuándo

El Gobierno anunció que intervendrá directamente en el mercado cambiario, en un intento desesperado por mantener a raya el tipo de cambio y la inflación en la antesala de las dos elecciones que se avecinan. De esta manera, se fuerza el pacto con el FMI de no intervenir dentro de las bandas.

No se informó ni la forma ni el monto de la intervención, aunque especialistas comentan que se realizó a través del BCRA, pero con fondos del Tesoro. Por eso el Banco Central informó que no hubo variaciones en las arcas de la entidad.

El efecto inmediato de la decisión se vio en las pizarras. El dólar que se vende en el Banco Nación retrocedió y cerró la jornada en 1.375 pesos, tras haber operado en baja durante todo el día. La caída fue del 0,7 por ciento respecto del cierre previo, en un movimiento que reflejó la intervención oficial y que buscó mostrar capacidad de control en un escenario financiero que venía tensionado. El dólar blue por su parte, mostró un crecimiento del 0,3 por ciento y alcanzó los 1.360 pesos.

La medida no sólo impactó en el tipo de cambio minorista. A nivel mayorista, el dólar perdió 11 pesos y retrocedió a los 1.361 marcando un baja de 0,8 por ciento. El objetivo declarado es evitar que la presión cambiaria se traslade a precios y condicione el índice de inflación de septiembre, un mes clave por la proximidad de las elecciones nacionales.

Sin embargo, hay analistas que interpretan al anuncio oficial como una señal de debilidad, que reconoce la fragilidad del programa económico y la dificultad para sostener expectativas estables.

Incertidumbre

En paralelo, los mercados financieros volvieron a mostrar un cuadro de incertidumbre. Los bonos en dólares cayeron con fuerza y las acciones argentinas que cotizan en Wall Street también se vieron golpeadas. Según las estimaciones del mercado, el riesgo país trepó hasta 920 puntos, lo que representa un aumento del 64 por ciento desde enero. El salto refleja la creciente desconfianza de los inversores en la capacidad del Gobierno de transitar sin sobresaltos el proceso electoral y cumplir con los compromisos de deuda.

La inestabilidad también se replica en la economía real, tanto en las empresas como en las familias. Por el lado corporativo, la inversión extranjera directa acumula en lo que va del año una caída de 1370 millones de dólares, un signo del repliegue de las multinacionales que prefieren no expandir operaciones en un escenario incierto. A esta tendencia se suma la fuga de utilidades y dividendos, que presiona sobre las reservas y limita el margen de acción oficial.

Entre los individuos, en tanto, se observa un fenómeno igual de relevante: el fuerte apetito por el dólar como refugio. En julio, los ahorristas compraron 3.041 millones de dólares en el mercado oficial, el segundo registro más alto de los últimos 18 años. Desde la apertura parcial del cepo, los argentinos ya adquirieron más de 10.000 millones, lo que evidencia una demanda sostenida y una marcada preferencia por dolarizar carteras ante la incertidumbre política y económica. Este comportamiento erosiona la capacidad del Banco Central de acumular divisas y refuerza la tensión en la balanza cambiaria.

Poco margen

La combinación de menor ingreso de capitales, mayores salidas por utilidades y una dolarización persistente por parte de los particulares configura un cuadro complejo que obliga al Gobierno a redoblar intervenciones.

El margen para sostener este esquema es estrecho, dado que las reservas internacionales se encuentran en niveles bajos y la capacidad de financiamiento externo está prácticamente cerrada. La estrategia oficial es ganar tiempo hasta después de las elecciones, pero los costos de cada movimiento se vuelven más altos y visibles.

En este contexto, la economista Marina Dal Poggetto advirtió que aun en el escenario de un buen desempeño electoral, el programa económico requerirá un “reseteo” profundo. Según explicó, la actual política de controles y parches permite transitar el corto plazo, pero no resuelve los problemas de fondo. La dificultad para recomponer reservas, la presión sobre los precios y la desconfianza de los inversores son señales de que el rumbo necesitará correcciones inmediatas una vez concluida la instancia electoral.

La foto de la jornada deja en claro que la economía está condicionada por la urgencia política. El Gobierno eligió intervenir de manera directa para mostrar fortaleza en el corto plazo, pero los datos de los mercados y las decisiones de empresas y familias exhiben la fragilidad estructural que subyace. Con el calendario electoral encima, la estrategia oficial se centra en administrar tensiones y evitar un salto brusco del tipo de cambio, aunque el margen de maniobra se achica día tras día.

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