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10 de Abril de 1867: La Batalla de Vargas y su vigente mandato federal

Por: Dra. Isabel Marta Salinas, 10/04/2025.-

La historia nos define y cohesiona como pueblo. Los sucesos heroicos del pasado  abrieron las puertas a una sociedad que se estaba organizando para ser nación, constituyendo el  cimiento fundacional del naciente estado, que se diseñaba políticamente en el nuevo continente.

El Preámbulo de la recientemente reformada Constitución de la Provincia de La Rioja, “in-fine” incorpora un merecido y elocuente reconocimiento a las luchas heroicas de nuestro pueblo y a los venerables antepasados: “…Invocando la gesta justiciera de Juan Facundo Quiroga, Angel Vicente Peñaloza, Felipe Varela y todos nuestros próceres, héroes y luchadores sociales y el largo combate de nuestro heroico pueblo riojano para alcanzar un verdadero federalismo y un definitivo régimen de libertad y justicia social (…).”

La Batalla de Pozo de Vargas, librada el 10 de abril de 1867, fue un enfrentamiento entre el país profundo y federal, representado por las montoneras del caudillo Felipe Varela y las tropas gobierno nacional, dirigidas por el general Antonino Taboada, alistadas en las márgenes de la ciudad de La Rioja. La victoria del santiagueño significó la derrota y el fin de la última y mayor rebelión del norte contra la presidencia de Mitre, que se impuso, por la prepotencia de sus tropas, la superioridad de sus cañones y fusiles frente al coraje de  las lanzas montoneras.

El resultado de la política de sumisión de Mitre al interior, profundizó la rebelión de las provincias subyugadas por la opresión del gobierno nacional. Las pocas provincias que se unieron espontáneamente a la política centralista, habían colaborado para extender la dominación del partido liberal por el resto del país. En Mendoza, San Juan, San Luis y el noroeste, los gobiernos habían sido derribados y el federalismo proscripto.

Durante dos años la rebelión del país profundo y federal, fue liderada por el general Ángel Vicente Peñaloza, el Chacho. El líder riojano y sus montoneras fueron perseguidos y sangrientamente aplastada por las fuerzas enviadas desde Buenos Aires; con ellas colaboró el ejército santiagueño de los hermanos Tabeada. La guerra se saldó con la derrota y el asesinato de Peñaloza.

La guerra de la Triple Alianza, contra los hermanos paraguayos, era resistida. Varios motines de soldados, alistados por la fuerza, prepararon el terreno.  Finalmente uno de ellos derrocó al gobierno de la provincia de Mendoza.  Rápidamente, los federales ganaron para su causa a las provincias de San Juan y San Luis. Desde Chile regresó el coronel Varela. En el camino hacia Catamarca, Varela recibió aviso de que Taboada había ocupado la ciudad de La Rioja con un ejército de 3.000 hombres. Para recuperar la provincia, retrocedió hacia ella.

Pero el error letal fue no haberse asegurado la provisión de agua. Felipe Varela y su tropa avanzó dos días hacia el sur, sin nada que darle de beber a sus hombres ni a los caballos  y encontró todos los pozos secos, no obstante, siguió adelante. El próximo pozo disponible era el de la estancia de Vargas, a una legua de la ciudad, allí lo esperaba Taboada con 1.700 hombres, estratégicamente  ubicados en torno al único pozo. Las fuerzas de Varela estaban extremadamente sedientas. El Coronel dudó en atacar en esas condiciones, pero la muerte de algunos de sus hombres mientras distribuía sus tropas lo decidió. La batalla comenzó a la una de la tarde.

Los federales lucharon con desesperación, pero sus caballos estaban debilitados y tenían muy pocas armas de fuego. Los nacionales, en cambio, estaban armados con fusiles de repetición y cañones, se limitaron a resguardarse y tirar contra los blancos móviles que desfilaban frente a ellos. Los montoneros tuvieron algunos éxitos parciales, entre ellos la captura del coronel Elizondo del ejército nacional y el avance hasta entrar en la ciudad de La Rioja. Pero sus hombres, casi muertos de hambre y sed, se dispersaron.

La batalla terminó con la completa derrota federal, con la pérdida de mil hombres muertos y otros tantos prisioneros. Las fuerzas nacionales perdieron unos doscientos hombres. Con menos de 180 hombres, Varela debió retirarse, dejando el campo al muy maltrecho ejército nacional.

En el año 2012 el Gobierno Nacional  promulgó el Decreto Presidencial 850, por el cual el Coronel Felipe Varela, caudillo federal, ferviente opositor de la guerra contra el Paraguay, impulsor de las ideas de República Federal y Unión Americana, fue promovido al grado de General del Ejército, post mortem.

Esta contienda tuvo una heroína, que debe ser considerada el emblema del heroísmo y la pasión redentora federal femenina. La montonera Dolores Días, fue una luchadora de la causa federal y una de las figuras más relevantes en La Rioja y Catamarca. Acompañó a Felipe Varela en sus luchas por la causa del interior, fue su compañera y madre del hijo del caudillo. Intervenía en las batallas con insuperable heroísmo y valor, mereció el apodo de “La Tigra”. En Pozo de Vargas fue ella quien salvó al caudillo, en peligro de muerte, en medio de la pelea, al arremeter y rescatar a Varela, logrando subirlo en el anca de su caballo. Pero Dolores fue llevada como prisionera a Santiago del Estero, bajo la dominación de los Taboada, donde sufrió toda clase de humillaciones, penurias y tormentos.

Poco después, en mayo de 1868, pudo regresar a La Rioja, fue recibida con fervor por el pueblo que sabía de sus grandes luchas y sufrimientos, donde sobrevivió y cuidó a su hijo, trabajando incansablemente en su telar, para fabricar mantas y ponchos. Pobre y enfermo, Varela, en el exilio, vivía en medio de penurias y en junio de 1870, Dolores se entera de que el caudillo ha fallecido en Chile, en la soledad de un pueblito cercano a Copiapó.

Dolores Días “La Tigre”, muere pocos años después, pero los datos, tanto de su nacimiento como de su muerte, son desconocidos por la historia de esa Patria, por la cual ella consagró y puso en riesgo su vida tantas veces. En la ciudad de La Rioja se erige un monumento en su homenaje y memoria.

El estado federal que instituye la constitución nacional, en su primer artículo, tiene pendiente la exigencia fundamental del federalismo: la equidad en el reparto de los recursos del país entre la nación y las provincias.

Juan Bautista Alberdi, considerado el numen de la constitución nacional, afirmaba que no hay estado sin recursos. Resulta indiscutible que la justicia en el reparto de los ingresos  en la base sobre la cual se diseña un estado federal. En ese sentido, resulta inaceptable la desproporción entre los ingresos del opulento puerto porteño y sus ingentes rentas en detrimento de los menguados recursos que reciben las provincias del interior profundo. Injusticia que se profundiza en el presente. Nuestra provincia se perjudica por la caída de la coparticipación. Los datos oficiales registran la caída de partidas nacionales automáticas de enero a marzo del presente año del 16,4%, una disminución que se proyecta en los gastos de la provincia para lo que resta del año. Así como la mayoría de la población ha tenido que ajustar muy fuerte sus gastos y consumos por la marcada depreciación de sus ingresos, los Gobiernos provinciales, como es el caso de La Rioja tuvieron que hacer frente no sólo al gran recorte del gasto público nacional en sus jurisdicciones, sino también a la caída en las transferencias de Nación y de su propia recaudación tributaria en el contexto de la depresión económica general.

La realidad es que existe un alto nivel de dependencia de las provincias del interior, que requieren recursos tributarios de origen nacional para sus gastos, principalmente de recursos coparticipables, como Formosa, La Rioja, Catamarca, Chaco, Jujuy y San Juan,  entre el 77% y el 70% del total de sus egresos. En el otro extremo, los niveles de recaudación de recursos locales son mayores, como en el caso de CABA, donde apenas el 9% de sus ingresos tiene como origen la Coparticipación Federal de Impuestos.

Hasta que no se haga realidad una justa distribución de los recursos nacionales entre la nación y las provincias, la causa federal seguirá derrotada. Nuestro país necesita un nuevo contrato fundacional que haga realidad el triunfo del legado de la Batalla de Vargas

La batalla de Vargas fue una derrota para los federales y su causa. El régimen liberal se impuso durante varias décadas en el país. Las poblaciones del interior sufrieron la prepotencia de Buenos Aires y la pobreza impuesta por una política económica que sólo promovía la prosperidad de la región pampeana. Los presidentes del interior, que gobernaron durante más de dos décadas la nación, -desde 1868 a 1880- no mitigaron el injusto trato que soportaban  los habitantes de las provincias del norte y del oeste. La última rebelión federal contra el régimen porteño, fue comandada por el entrerriano Ricardo López Jordán.

A los héroes y a las heroínas de la Batalla de Vargas y de la causa federal, que es una causa vigente, nos interpela en este presente como lo hizo en el pasado-, los conmemoramos renovando el compromiso de perseverar incansablemente, para lograr un país más justo, más equitativo y más federal, como único destino posible para lograr la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria.-

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